Saltar al contenido principal
Sector

Nuevos modelos de negocio e innovación digital: el open banking en Latinoamérica

Imagen de una sala de reuniones con tres personas

Para el entorno competitivo de hoy, los bancos necesitan modernizarse, a fin de ser lo suficientemente ágiles y eficientes a través de datos. Pero ¿cuáles son las principales tendencias a considerar por líderes dentro del sector? 

De 2018 a 2021, fueron determinantes las acciones de México, Chile y Brasil para liderar el camino en cuanto a la implementación de nuevos métodos de pagos digitales –open banking-, con países en el resto de América Latina y el Caribe. Incluso, las innovaciones fueron tan impresionantes que marcaron una tendencia favorable en la región. 

Sin dudas, la pandemia fue uno de los factores que impulsó este sistema, y reafirmó al open banking como un hecho que llegó para quedarse. Además, decayó el uso del dinero en efectivo en grandes cantidades en Latinoamérica, y se encaminó a las monedas y métodos digitales (en parte gracias a los teléfonos y las tablets). ¿Cómo se dio en cada país? 

Pioneros del tema 

En Latinoamérica, México tomó la delantera con procesos para adecuarse a este sistema, por lo que ya se publicaron las primeras disposiciones, enmarcadas en la Ley Fintech. La regulación open finance marca la obligación de intercambiar datos públicos, agregados y transaccionales por parte de las entidades financieras.  

Es decir que este país decidió incursionar -primero- en las áreas de menor dificultad, para adentrarse luego en el campo complicado, y sustentarse en bases sólidas que permitan un óptimo funcionamiento. Más de 2000 bancos están bajo esta disposición desde el 5 de junio de 2021. 

El futuro en México es prometedor y ya generó grandes impactos en su sector: por ejemplo, el usuario puede elegir productos adaptados a sus necesidades; y las empresas crear nuevos modelos de negocios. 

En Colombia, enseñar la cultura digital parece ser la clave del éxito. Además, una gran inversión en un sistema tecnológico robusto y la elaboración de un marco regulatorio son los avances destacados que presentan. Si bien aún existe recelo sobre el tema, instituciones públicas y privadas tienen gran interés en el sistema. Y lo que es más importante: saben que deben consolidarlo y darles una mayor respuesta a las demandas de los usuarios. 

Pero incluso cuando estos temas son claves, tanto para los usuarios y las empresas, existen otros cuestionamientos. Entre ellos la ciberseguridad -vital en la digitalización financiera-, porque en Colombia los datos son compartidos con terceros únicamente con autorización previa. Habrá que esperar. 

En Chile, por otra parte, la llegada del open banking es inminente. Sin embargo, la definición de las reglas y tipos de sistemas aún no está clara, por lo que se plantean dos vertientes: la primera es permitirles a los terceros el acceso de los datos privados; la segunda, que sea híbrido. 

En México, las Fintech sólo pueden apreciar las cuentas bancarias de los clientes, mientras que en Europa se da el acceso y la operación a través de los datos. Se prevé que en Chile se origine una discusión legislativa para debatir varios puntos, entre los que resaltan la ciberseguridad, competencia e innovación. ¿Cómo podemos hacerles frente? 

Nuevos modelos de negocio 

Queda claro que América Latina está decidida a incorporar aún más el open banking a su sistema, y las evidencias son alentadoras. Esto acelerará la digitalización y abrirá las puertas a un nuevo modelo, ajustado a las necesidades cambiantes de los clientes.  

Desde Microsoft, sabemos que el open banking brinda una nueva experiencia a todos los usuarios e instituciones. Por eso, ya ofrecemos todo el apoyo para que las organizaciones sean parte de esta revolución de una manera extremadamente competitiva, combinada con seguridad, confiabilidad y eficiencia. Esos mismos principios son los pilares de Envision, evento al que puedes acceder en este link aquí. 

Es clave que concienticemos a los usuarios, y creemos necesaria una gran inversión tecnológica para sustentar las bases y el debate de reglas para su funcionamiento. Y la única forma de hacerlo es uniendo esfuerzos. Porque el futuro depende de cada uno de nosotros. ¿Miramos adelante juntos?